jueves, 2 de marzo de 2017

Romance La pena Negra, Romancero Gitano, F.G. Lorca


Durante el verano de 1924, García Lorca trabajaba en el desarrollo del "Poema del cante jondo", que titularía "El Romancero gitano". Aunque sobre el título, Lorca declararía: "El Romancero gitano " no es gitano más que un trozo al principio. En su esencia es un retablo andaluz de todo el andalucismo. Al menos como yo lo veo. Es un canto andaluz en el que los gitanos sirven de estribillo. Reúno todos los elementos poéticos locales y les pongo la etiqueta más fácilmente visible.


Romances de varios personajes aparentes, que tienen un sólo personaje esencial: Granada.
Más tarde también añadiría: <Es un libro antipintoresco, antifolclórico, antiflamenco, donde no hay más que un sólo personaje..., un sólo personaje que es la Pena, que se filtra en el tuétano de los huesos y en la savia de los árboles, y que no tiene nada que ver con la melancolía, ni con la nostalgia, ni con ninguna otra aflicción o dolencia de ánimo..., pena andaluza que es una lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea y no puede comprender>.


Los temas siguen siendo recurrentes, con alguna pequeña variante: la represión del amor debido al acecho permanente de la muerte, la agresividad de unos gitanos contra otros y la crueldad del aparato represor del Estado, representado aquí por la Guardia Civil. Lo que el poeta no sabe, es el terrible riesgo que corre con su valiente crítica contenida en este ejemplar.


Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.

Cobre amarillo, su carne
huele a caballo de sombra.
Yunques ahumados sus pechos.
gimen canciones redondas.

- Soledad: ¿por quien preguntas
sin compaña y a estas horas?.

- Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.


 - Soledad de mis pesares.
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.

- No me recuerdes el mar;
que la pena negra brota 
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.

- ¡Soledad qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.

- ¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo
de la cocina a la alcoba.

¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, carne y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!

- Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz Soledad Montoya.


Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza
la nueva luz se corona.

¡Oh, pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh, pena de cauce oculto
y madrugada remota.
(...)

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