Historia de el Lunes de Aguas
El lunes de aguas es una fiesta exclusiva de la provincia de Salamanca que se celebra entre amigos y/o familiares que se reúnen para ir a comer al campo.
El origen de esta fiesta popular se remonta al siglo XVI, cuando el rey Felipe II, de 16 años y profundamente católico, dicta unas ordenanzas según las cuales las mujeres públicas, que habitaban en la Casa de Mancebía de la ciudad, debían ser trasladadas, durante la Cuaresma, fuera de la ciudad.
Felipe II se casó en Salamanca y tras la fiesta comprobó como en la ciudad había un ambiente de estudiantes jóvenes con mucha pretensión sexual y por ello tomó la decisión de exiliar a las prostitutas fuera de la ciudad, para evitar los pecados carnales.
A partir del Miércoles de Ceniza, las prostitutas abandonaban su residencia habitual y eran trasladadas al otro lado del río Tormes. El responsable y encargado de vigilar, cuidar y atender a las prostitutas era el denominado “Padre Putas”. Este personaje (convertido eufemísticamente en el Padre Lucas, el cabezudo más famoso perseguidor de niños en los días de las fiestas salmantinas) acompañaba a los estudiantes a recoger de su exilio a las prostitutas, siempre el lunes siguiente al de Pascua (Lunes de Aguas).
Ese lunes, miles de salmantinos se acercaban a la ribera del río con sus barcas para recibir a las mujeres. Algunos incluso las ayudaban a cruzar el río, todo esto durante una fiesta en la que había alcohol, comida y sexo.
Aunque se ha perdido dicha tradición tan salvaje aún se conserva la idea de juntarse con amigos o con la familia e ir al campo o al río para degustar un buen hornazo.
"Padre Putas" era el nombre que el cortejo encabezaba; disculpen tal expresión pero es esta la palabra.
Escuchen Vuesas Mercedes
la historia que se relata
que año tras año acontece
en tierra de Salamanca.
Sucede al octavo día
de la muy Santa Semana;
Nuestro Señor resucita
la Cuaresma es terminada.
Tiempo de recogimiento,
de ayunos y de plegarias,
tascas, cantinas, tabernas,
sus postigos los cerraban,
burdeles y mancebías,
los faroles apagaban
que en la vigilia, la carne,
al vulgo le era vedada
y los placeres carnales,
¡echados de las murallas!
Mas al llegar esa fecha,
tan gozosa y celebrada
que hoy nos conmemoramos,
llamada Lunes de Aguas,
toda aquella algarabía
a la villa regresaba
del arrabalero exilio
que la moral demandaba.
"Padre Putas" era el nombre
que el cortejo encabezaba;
disculpen tal expresión
pero es esta la palabra
(mi ánimo no es ofender
las virtuosas sotanas)
pero es que cruzando el Tormes,
alegremente embarcadas,
encontrábamos rameras,
prostitutas, barraganas,
mujeres de vida alegre,
seductoras, cortesanas
que su oronda mercancía
jubilosas la mostraban.
Tras los salmos y los rezos
la veda era levantada
y así al mando de ese cura
de caritativa alma,
la muy excelsa capital
culta y universitaria,
con grande satisfacción,
el regreso proclamaba.
Lunes risueño y festivo,
se bebía, se jugaba,
corría el vino a raudales,
se comía, se apostaba,
que la vida licenciosa
a la villa era llegada;
terminose la Cuaresma,
¡la vigilia era olvidada!
Con productos de la sierra,
inigualables viandas,
con chorizo y con jamón
y lomo de la matanza,
preparábase la típica
y contundente empanada
que con el nombre de hornazo,
quedó entonces bautizada.
Hoy varios siglos después
del trasiego de las barcas,
cuando viejas prohibiciones
han sido ya relegadas,
en la época de internet,
del WhatsApp y la informática,
al llegar octavo día
de la muy Santa Semana,
contínuase celebrando
tradición tan ilustrada
y en las riberas del Tormes,
en las dehesas y campas,
en los bosques y praderas
de toda la tierra charra,
allí júntanse las gentes
a festejar la jornada
y sigue siendo el hornazo
el rey de toda quedada.
Disfrútase la reunión
y las sabrosas viandas,
conmemorando la fecha
que hoy a todos nos hermana
y que he querido contarles
en la forma de romanza.
de la muy Santa Semana;
Nuestro Señor resucita
la Cuaresma es terminada.
de ayunos y de plegarias,
tascas, cantinas, tabernas,
sus postigos los cerraban,
burdeles y mancebías,
los faroles apagaban
que en la vigilia, la carne,
al vulgo le era vedada
y los placeres carnales,
¡echados de las murallas!
Mas al llegar esa fecha,
tan gozosa y celebrada
que hoy nos conmemoramos,
llamada Lunes de Aguas,
toda aquella algarabía
a la villa regresaba
del arrabalero exilio
que la moral demandaba.
"Padre Putas" era el nombre
que el cortejo encabezaba;
disculpen tal expresión
pero es esta la palabra
(mi ánimo no es ofender
las virtuosas sotanas)
pero es que cruzando el Tormes,
alegremente embarcadas,
encontrábamos rameras,
prostitutas, barraganas,
mujeres de vida alegre,
seductoras, cortesanas
que su oronda mercancía
jubilosas la mostraban.
Tras los salmos y los rezos
la veda era levantada
y así al mando de ese cura
de caritativa alma,
la muy excelsa capital
culta y universitaria,
con grande satisfacción,
el regreso proclamaba.
Lunes risueño y festivo,
se bebía, se jugaba,
corría el vino a raudales,
se comía, se apostaba,
que la vida licenciosa
a la villa era llegada;
terminose la Cuaresma,
¡la vigilia era olvidada!
Con productos de la sierra,
inigualables viandas,
con chorizo y con jamón
y lomo de la matanza,
preparábase la típica
y contundente empanada
que con el nombre de hornazo,
quedó entonces bautizada.
Hoy varios siglos después
del trasiego de las barcas,
cuando viejas prohibiciones
han sido ya relegadas,
en la época de internet,
del WhatsApp y la informática,
al llegar octavo día
de la muy Santa Semana,
contínuase celebrando
tradición tan ilustrada
y en las riberas del Tormes,
en las dehesas y campas,
en los bosques y praderas
de toda la tierra charra,
allí júntanse las gentes
a festejar la jornada
y sigue siendo el hornazo
el rey de toda quedada.
Disfrútase la reunión
y las sabrosas viandas,
conmemorando la fecha
que hoy a todos nos hermana
y que he querido contarles
en la forma de romanza.